sábado, 29 de octubre de 2011

Cómeme...

Cómeme. (mmm...)
Devórame. (aarg...)
Hazme perder la razón.
Hazme olvidarme de mi nombre.
Quiéreme hasta matarme.
Ámame para revivirme.
Dame un beso corto en los labios y disfruta viendo como frunzo el ceño esperando por más.
Susúrrame al oído tiernas palabras que me derritan.
Da mil vueltas a mi corazón pronunciando mi nombre de forma sensual.
Baila para mí, moviéndote, hechizándome.
Concédeme tu confianza, prometo no fallarla.

Confíame tu corazón, prometo cuidarlo.


sábado, 22 de octubre de 2011

I've lost who I am.

Me habéis dejado sola.
Desamparada en este asqueroso mundo.
La gente me tiene lastima… no hay cosa que odie mas.
Por eso pocas personas lo saben.
Mis compañeros de clase ignoran el por qué de mis ojeras, de mi cara demacrada de mi repentino adelgazamiento…
Ignoran mi pésimo estado de ánimo.
Pero no pienso ser yo quien les abra los ojos, yo no quiero decirles el por qué de mi mierda de vida.
Porque ese porque sois vosotros.
Los que me dejasteis sola, abandonada.
Quizás haya gente que me quiera y que se preocupe por mí, pero poco me importa.
Imaginaros hasta que limites estoy sumergida en esta mierda.
Estoy sola sin querer, y sola porque quiero.
No me entiendo.
Las lágrimas que reprimo frente a la sociedad se escapan de mis ojos ahora, frente a nada.
Frente a todo.
No le puedo hacer frente a vuestra ausencia.
Os extraño.
Daria lo que fuera por volveros a ver. Por una mirada, un abrazo, y si es mucho pedir un beso.
 Algo, algo para superar esta depresión que se instala en lo más profundo de mi corazón y que se niega a salir.
Algo para resurgir de este cementerio que es mi alma.
Algo para seguir adelante sin dolor.
Algo para mí.
Dadme algo que me haga vivir.
Una, dos, tres…
No cesan. Las palabras hirientes. Las lagrimas de debilidad. Los sollozos se me escapan y el moqueo de mi nariz se hace más pesado.
Me duele.
Como nada me ha dolido. Pienso en olvidar, pero me es imposible.
No quiero olvidaros, pero no quiero sufrir.
Paradójicamente si os olvido, dejare de sufrir.
Es doloroso, pensar esto… me sigue doliendo.
Joder… duele mucho.

Espero algo que no va a pasar, no os volveré a ver, porque así lo ha querido un hijo de puta con una pistola en la mano.
Quiero venganza. Y la cárcel se le queda corta.
El debe de tener el mismo sufrimiento que vosotrosdebe tener el mismo sufrimiento que tengo yo ahora.
Eso es justicia
Poco a poco, me pierdo en pensamientos tenebrosos, fúnebres y desalmados.
Me pierdo en una oscuridad que me puede, que me conquista con palabras de odio hacia este mundo…que me hace sufrir más.
Reflejados en mis ojos la impotencia hacia vuestras muertes.
Reflejados en mis actos el miedo al destino.
Reflejado en mis muñecas la cobardía de la que soy víctima.
Encontrando que no soy mejor persona por ello. Que por mucho que mis pensamientos, tengan un buen sentido, el cómo llevarlos a cabo es todo lo contrario a bueno.
Me rebajo a su mismo nivel.
Y se me acaban las salidas. Se me acaban los buenos pensamientos. Se me acaban los días.
Espero tener algo el día de mañana… algo que no me he ganado…


Pero…
Pero…
Pero…
Pero…
Pero…


Pero en lo profundo de todo esto.
Veo una salida.
Veo que no debo estar sola. No quiero estar sola.
No me debo dejar vencer. Ellos no ganaran esta guerra.
Saldré adelante como una persona digna. No podrán conmigo.
Esto me hará ser más fuerte.
Me encontrare. Encontrare todo lo que necesito para sobrevivir.
Y lo hare porque quiero vivir.
Porque tres meses ya es suficiente, porque ni pienso seguir revocándome en esta mierda que me han dejado.
Porque soy quien soy, y no me dejare almendrar.
No me dejare vencer.
Soy una persona con sentimientos… sentimientos de superación
Y les sacare a flote junto con mi valor perdido.

Seguiré la luz que me quiere guiar, y llegare a poder hablar de vosotros sin estas estúpidas ganas de llorar.
No me callaré, dejare de lado la violencia para salir a la calle.
Pero no saldré con nuevos fines, saldré con nuevas ideas.
¡Gritare!



Y vuestros ojos contemplaran mi victoria.
Os ganare en vuestro propio juego
Dejare a tras las lagrimas.
Dejare atrás el dolor.
Dejare atrás la venganza.
Y os ganare.
Ganare todo lo que perdí.
No les sustituiré, aumentare mi corazón para que en ellos quepan más personas.
Y las cortadas de mis muñecas no me avergonzaran, porque serán una parte más de mi vida.
Y me ayudaran a superar el día a día en el futuro.
Veré lo que nunca vi, lo que ellos me intentaban enseñar.
Su amor me llegara desde tierras a las que no podre ir hasta más adelante.
Pero me llegara y borrara todo rastro de odio.
Me darán alas para volar y escapar de aquí.
Con mi nueva gente.
Con la gente que se ha colado en mi corazón.
A través de mi coraza.
Y seré feliz.



jueves, 20 de octubre de 2011

Libertad.

Mmmmm… Libertad.
Dulce sabor, que te llena desde el primer instante.
Un derecho tan humanamente necesitado… que duele cuando te privan de él.
Algo tan fácil como elegir, es algo tan difícil como escoger.
Quizás algunas personas tengan demasiada libertad… pero es que la libertad sabe tan bien.
Ese gustillo que se queda en el cuerpo al hacer una elección, no se puede expresar con palabras, no con palabras que le definan como ha de definirse.
Es algo parecido a la victoria.
Ese” ganar”… ganar libertad.
Una sensación tan única como el volar haciendo paracaidismo.
Intentando expresar con una cara, algo completamente increíble. Fallando en el intento.
Pero es que en el día a adía, la ansiamos tanto.
Ansiamos la salida del instituto, como si fuera algo “malo”. Particularmente a mi no me apasiona dar clases, pero el contar los minutos para obtener la “libertad” es algo que se llega a volver tedioso… y que a la vez es una rutina. Que no quiero cambiar.
Esas ganas de que tus padres callen, y te dejen ir a tu habitación libre de pensar como quieras.
Esas ganas de ver a “ese alguien”.
Pero eso último no tiene nada que ver con la preciada libertad.
La libertad es algo a lo que estamos  acostumbrados, hablamos de ella como si fuera broma… no quiero meterme en temas políticos… pero la libertad no es ser libre.
La libertad, es sentirse libre.


lunes, 17 de octubre de 2011

Gritos.

Les oyes gritar, gritar, grita, gritar, gritar y gritar.
Preguntas a la nada cuando van a parar, pero nadie te responde.
Las palabras que salen de sus labios tamborilean en tus oídos, produciéndote una jaqueca que va en aumento.
Sus ojos despiden chispas de hipocresía, mezclada con un orgullo que no piensan dejar atrás.
Feas muecas se instalan en sus caras, dándolas un aspecto burlesco antes las contestaciones del contrario.
No es normal. ¿Cómo se pueden hablar así?
Cierras los ojos y vuelves a abrirlos, lentamente, como esperando que desaparezcan, pero no lo hacen.
Los gritos siguen ahí.
No cesan, y poco a poco, van dando paso a los insultos.
Insultos que desquebrajan tu alma y te hacen sentir impotente, impotente por no poder hacer nada.
Menguando tu paciencia, te levantas del sofá dónde estabas comodamente sentada antes de que empezaran a discutir y te encierras en tu cuarto.
La música en tus cascos a todo volumen opaca el mal sabor de boca que se concentraba en la boca de tu estomago.
Y, mientras una lágrima baja por tu mejilla, piensas que mañana será otro día.
Mañana todo acabará.
Mañana o pasado.
Pasado, quizás, serás feliz.

miércoles, 12 de octubre de 2011

Impotencia.

En un arrebato, pones las manos en el teclado, esperando que salgan los textos más hermosos jamás leídos, las palabras más influyentes jamás expresadas y las emociones a flor de piel que quieres transmitir.
Pero el bloqueo se instala en tus pensamientos.
Ese sentimiento de rabia que sentías (y que habían suplantado las ganas de llorar), se intensifica al verte incapacitado.
Tu entrecejo se frunce, hasta el límite de juntar las dos cejas y provocar dolor de cabeza.
Sigues frente a la pantalla y la rabia se convierte en impotencia.
Tanto que decir… desahogarse es la única manera de clamarse, pero no encuentras la forma de lograrlo.
¿Cómo lo hacías?
Antes era tan fácil, te ponías enfrente del ordenador y las palabras fluían de tus manos, concordaban, y quedaban perfectas con unos míseros retoques.
Ahora añoras esa facilidad.
Las horas pasan.
Pasan tan rápido que quizás sea culpa suya tu actual problema.
Porqué hablar nunca fue tu fuerte, y dudas que lo sea, solamente te quedaban escribir, y ahora tampoco.
No hay nada que puedas hacer, tu mente se niega a cualquier actividad y desesperado te tumbas en la cama hasta quedar dormido.
Pasan las horas, otra vez, después del sueño te vuelves a mentalizar y sin pereza te diriges al ordenador, que te desafía desde el escritorio. Sentado en la silla tu mirada se vuelve desafiante y tus manos orgullosas.
Y esta vez sí, después de meditarlo todo vuelve a su cauce, las manos vuelvan, siguiendo el ritmo de la historia.
Esa que narra tu vida.
Quizás, después de tal suceso, te era difícil centrarte…
Suele pasar.
No todos los días muere tu mejor amigo...


viernes, 7 de octubre de 2011

I love you so much!

-¿Qué haces? -preguntó mirando por encima de su hombro el albúm que descansaba en sus piernas.

-Recuerdo -una respuesta demasiado simple para tratarse de la persona que la pronunciaba, sentada en la silla se cruzó de piernas e inclinó levemente la cabeza.

-Y ¿Qué recuerdas? -continuó picando, mientrás se inclinaba sobre su espalda y depositaba un beso en su cuello.

-Lugares, momentos, personas... -lo último la añadió apartandose y cerrando albúm al tiempo que se levantaba, lo colocaba y se acerbaba a su pareja.
  
-¿Me recuerdas? ¿Aparezco yo en tus recuerdos?

-No, a ti no te puedo olvidar.


Esa si era una respuesta digna de una pesona como lo era ella.

domingo, 2 de octubre de 2011

Pasara... pero más tarde, por ahora, disfruta.

Va  a pasar y lo sabes.
Me vas a dejar, sin remedio alguno.
Olvidaras lo nuestro, es inevitable.
Te odiare, maldeciré, gritare tu nombre con rabia e impotencia.
Lloraras por mis palabras, pondras distancia entre nosotros, me evitaras a toda costa.
Te perseguiré, te buscare y te espiare en la universidad, trabajo, casa o cuando quedes con tus amigos.
Serás consciente de ello y tendrás miedo.
Y por ese miedo te intentare consolar.
A solas. Estarás entre mis brazos dormida, en una habitación que no conocerás, con tus manos atadas y tu boca amordazada.
No te hare nada, yo te seguiré amando. Locamente.
Conseguirás escapar, en uno de mis tontos descuidos y me denunciaras.
Volveré a odiarte, a maldecirte a gritar tu nombre con asco, repugnancia.
Lloraras, esta vez por mis acciones, pondras distancia entre nosotros, sin cometar errores y de forma legal, evitaras loa lugares que frecuentábamos juntos.
Ya no te podre perseguir, no te podre encontrar.
Entonces olvidaras el porqué de mi existencia en tu vida.
Olvidaras que me amaste sin medida.
Olvidaras todo menos tus sentimientos hacia mí.
No el amor que me profesaste, sino el miedo que me tuviste.
El asco con el que me miraste y (según tu) la falsedad de mis palabras.
Harás tu vida junto con otra persona y yo me quedare anclado al pasado.

Por eso te pido que me hagas disfrutar del tiempo que ahora compartimos.
Porque sabes que lo malo va a pasar.
Pero pasara mas tarde. Ahora… disfruta.