Dejémonos de lamentaciones y de inseguridades.
Vamos a dar la cara y a luchar.
Seamos valientes y aprendamos a quitarnos el sombrero cuando perdamos.
Transformemos nuestra nostalgia en recuerdos y nuestro dolor en bonitas bolitas de colores.
Seamos como esos edificios japoneses, ondeantes y flexibles ante cualquier mal...
Dejemos que los males queden relegados a un segundo plano y unámonos a este gran fenómeno, llamado remontada.
Dejémonos de niñerías y de babosadas, que ya tenemos una edad para andar lamentándonos por las esquinas.
Vamos a dar ejemplo de alguien fuerte, vamos a dar a conocer nuestra valía.
Y cuando hayamos experimentado todo eso... pasemos a preguntarnos por qué hoy, tengo las uñas pintadas de naranja...
¡Joder!
¡Los putos asteriscos en las rayas de la cebra rosa tumbada en mi cama no me dejan concentrarme!
Sandra, muchas veces me pregunto que de dónde habré salido yo para estar toda mi vida remontando :(
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