Con míseras sílabas, creas una canción.
Un ritmo que se mete en el alma, y se opone a salir.
Lo llevas en la cabeza todo el día, puede llear a ser insufrible el continuado retintineo de tu dedo en la madera, tu pie al compás de la batería, tu cabeza moviéndose hacia ambos lados...constantemente.
No puedes parar.
Pero aun así una sonrisa boba aparece en tus labios.
Y, cuando te aprendes la canción, sumas tu voz a todos los demás síntomas de estar Enamorado.
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